Aquí estoy, Señor Jesús, a la vera del camino, sin camino;
mis pasos buscan tus huellas donde poner mis pisadas
la vida y la muerte están ante mí como un reto;
el bien y el mal se cruzan en mi corazón de joven
que sin descanso busca, pide y llama.
Yo quiero ser dichoso, Señor Jesús, hombre en camino;
yo quiero ser libre con la libertad de tu Evangelio;
libre en opción sincera y decidida a tu Palabra
Quiero dejar atrás las llamadas opresoras del dinero,
del poder, del placer, de lo que en el fondo es nada.
Quiero hacer de tu Evangelio norma de vida
y escucharlo día y noche hasta que penetre el fondo del alma.
Quiero ser, Señor Jesús, como el árbol que crece junto al río
y bebe en profundidad y hondura en las corrientes del agua.
Quiero dar en su tiempo frutos de paz y bien,
y dejar que las semillas que has sembrado en mí se abran.
No dejes jamás, Señor, que se marchiten mis hojas verdes,
ni que el viento las arranque, una a una, de sus ramas.
Quiero seguir el camino del hombre nuevo,
del hombre que dice sí a la vida y con tesón la guarda.
Quiero ser hombre de espíritu que luche contra la carne
y que haga del amor la Carta Magna,
la Ley fundamental de tu Reino abierto al corazón del joven
en desafío radical, una a una, de tus Bienaventuranzas.
No me dejes caminar por el camino de Caín, que lleva sangre;
y que a cada paso deja las señales del que mata;
no quiero ser como paja que lleva el viento
y hace de ella un juego fácil entre sus alas.
Quiero ser desde mis raíces y mi historia de ilusiones y fracasos,
desde mis luchas y mis crisis un camino de esperanza
abierto hacia la Vida eterna, donde tú moras
y donde esperas con un corazón de amigo, mi llegada.
Tú eres, Señor Jesús, el camino de un corazón joven;
el camino de Abel, el camino de la vida en la cruz entregada
por la salvación del hombre, de todo hombre que busca
en ti la respuesta cierta y segura en la encrucijada.
Señor Jesús, contigo se hace el camino suave y ligero,
al llevar entre tú y yo ?los dos juntos? esta pesada carga.
Quiero ser discípulo tuyo, y aprender de ti, Maestro,
a ser libre como el viento, en tu Espíritu, que guía y salva.
martes, 14 de julio de 2009
Salmo de los dos caminos
viernes, 10 de julio de 2009
Salmo para comenzar el dia
Al tocar la luz del día mis ojos, Señor,
mi corazón se levanta hacia ti en busca de tu mirada.
Escucha las palabras de quien siente la vida de nuevo,
y estate atento, Señor; sé cercano a mi mano abierta.
Da respuesta a mi pregunta; ayúdame en mi inquietud,
tú que eres mi Señor y mi Dios, en quien yo confío.
A ti abro mi ser, mis ganas de vivir, mi despertar:
de mañana, en tus manos pongo mis miedos y mis ilusiones;
de mañana, en tus ojos pongo la pureza y sinceridad
de mi búsqueda;
de mañana, en tu camino quiero dirigir mis pasos.
Oye mi voz, Señor, tú que eres bueno y compasivo
y alienta mi vida que busca en ti luz y calor.
Guíame, Señor, tú que eres bueno y santo;
guíame hacia la luz y que camine como hijo de la luz;
guíame y allana mi camino para que sea fiel a tu Ley.
Que tu camino, Señor, sea hoy la pasión de mi corazón joven,
y que tu Espíritu Santo me ayude en cada paso.
Que mi boca, Señor, sea hoy la expresión de mi interior;
que mis palabras arranquen de lo profundo y sean verdaderas.
Señor, dame un corazón limpio para que te pueda ver;
Señor, dame un corazón de pobre para que viva hoy tu Reino;
Señor, dame un corazón misericordioso
para que derrame misericordia.
Señor, dame un corazón lleno de paz para que sea hijo tuyo;
Señor, dame un corazón que tenga hambre y sed de justicia
para que sea saciado y haga tu voluntad;
Señor, dame un corazón manso para que posea la tierra.
Que mi corazón se alegre y se regocije hoy,
porque todo lo espero de ti, Señor Dios mío.
martes, 7 de julio de 2009
Te necesito a ti
¡Te necesito a Ti, sólo a Ti!
Deja que lo repita sin cansarse mi corazón.
Los demás deseos que día y noche me embargan
son falsos y vanos hasta sus entrañas.
Como la noche esconde en su oscuridad
la súplica de la luz,
así en la oscuridad de mi inconsciencia
resuena este grito:
¡Te necesito a Ti, sólo a Ti!
Como la tormenta está buscando la paz
cuando golpea la paz con su poderío,
así mi rebelión golpea tu amor y grita:
¡Te necesito a Ti, sólo a Ti!
Rabindranath Tagore
domingo, 5 de julio de 2009
Salmo de la presencia de Dios
Señor, tú me sondeas,
me penetras y me conoces;
sabes de mi vida más que nadie;
lo sabes todo.
Cuando me siento, allí te tengo;
cuando me acuesto, allí estás;
donde quiera que esté
tú te haces siempre presente.
¡Tú estás aquí: Dios, tú eres Amor!
Cuando voy de camino,
cuando corro como un loco;
cuando huyo de mí mismo
buscando lo que no encuentros;
cuando llamo a una y otra puerta
y todas se me cierran,
donde quiera que vaya o huya,
allí presente estás tú.
¡Tú estás aquí: Dios, tú eres Amor!
Tú conoces los pensamientos
de mi corazón;
tú sabes de los deseos limpios
o confusos de mi alma;
tú estás al tanto de las tensiones
o conflictos de mi vida;
tú sientes mi dolor cuando quiero ocultarlo: en el dolor estás tú.
¡Tú estás aquí: dios, tú eres Amor!
Cuando la crisis me aprieta
y me siento desesperado;
cuando la prueba me golpea
y me siento cansado y solo;
cuando la soledad
y el absurdo llaman a mi puerta,
en medio de mi agitación y confusión,
de nuevo está tú.
¡Tú estás aquí: Dios, tú eres Amor!
¿A dónde iré, Señor, que pueda alejarme de ti y no verte?
¿A dónde huiré y pueda dejar a mis espaldas tu rostro?
¿A dónde caminaré que no encuentre tus huellas en el camino?
Donde quiera que vaya , allí, donde yo llego, estás tú.
¡Tú estás aquí: Dios, tú eres Amor!
Si cierro mis ojos
y miro en lo profundo de mi mismo;
si peregrino a lo más secreto
y hondo de mi corazón;
si hago silencio
y escucho dentro de mí una palabra,
allí te siento, allí te oigo,
allí en mi interior estás tú.
¡Tú estás aquí: Dios, tú eres Amor!
Cuando me encuentro conmigo mismo
y me sondeo a fondo;
cuando toco mis sentimientos
y palpo mi corazón joven;
cuando callo
y me dejo surgir como realmente soy,
en lo profundo de mi ser joven estás y surges tú.
¡Tú estás aquí: Dios, tú eres Amor!
Siempre tú; siempre tú, vaya donde vaya;
tu presencia inunda mi vida y todo cuanto existe.
Porque eres Amor lo llenas todo, lo vives todo, lo sabes todo;
porque eres Amor te encuentro siempre a mi lado, peregrino.
¡Tú estás aquí: Dios, tú eres Amor!