Mostrando entradas con la etiqueta Semana Santa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Semana Santa. Mostrar todas las entradas

sábado, 11 de abril de 2009

Sábado Santo

"Jesús yace en su tumba y los apóstoles creen que todo se acabó. Todo el día sábado su cuerpo descansa en el sepulcro Pero su madre, María, se acuerda de lo que dijo su hijo : "Al tercer día resucitaré". Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les consuela. "

"El Sábado santo es un día de luto inmenso, de silencio y de espera vigilante de la Resurrección. La Iglesia en particular recuerda el dolor, la valentía y la esperanza de la Virgen María. "

Ella representa la angustia de una Madre que tiene entre sus brazos a su Hijo muerto, pero no se puede olvidar en este momento ella es la única que conserva en su corazón las palabras del anciano Simeón, que si bien él profetizó que Cristo sería signo de contradicción y una espada le traspasaría el alma, también indicó que Jesús sería signo de resurrección.

Lo que los discípulos habían olvidado, María lo conservaba en el corazón: la profecía de la resurrección al tercer día. Y María esperó hasta el tercer día.

Generalmente en las mañanas se realizan retiros de reflexión en torno a este tema, y la tarde resulta ser más bien de tranquilidad, oración y de espera al Jesús Resucitado.
Aquí te presentamos unos materiales para ayudarte a vivir este día:

Leer más...

viernes, 10 de abril de 2009

Siete veces crucificado (Javier Maroto)

Te ponemos la letra:



SIETE VECES CRUCIFICADO (Javier Maroto)

Dicen que hace mas de dos mil años
haciendo revolución un hombre vino,
que los pobres iban a ser levantados,
que el mundo solo es cuestión de repartirlo.

Dicen que los parias y olvidados
fueron siempre la intención de su justicia,
porque aquel que viene desde lo mas bajo
es tan hombre y tan mujer como el de arriba.

Y tanto corazón,
chocó contra el poder,
contra el poder del César
y el Imperio Romano,

Contra el poder de templos y palacios.
Y fue en aquellos días que cayó:
Cristo, primera vez crucificado.

Dicen que pasado el mil doscientos
en Europa fue a caer el Santo Oficio
y que cualquier ciudadano puede ir preso
si no cumple lo que exigen los obispos.

Si no cumple lo que dicta la realeza,
si te enamoras de alguien del mismo sexo,
si tienes un Dios distinto al que le rezas,
o si actúas siempre de un modo molesto.

Y en nombre de Jesús
y de su adoración
torturan y mutilan
a todo ser humano
que tenga un pensamiento liberado.

Y en cada hoguera que hizo Belcebú
Cristo, segunda vez crucificado.

En milcuatronoventaydos salen de España,
eran las tres carabelas de la muerte.
Sin saber a ciencia cierta lo que aguarda
cargan pólvora, arcabuces y machete.

Arrasan con el indio americano,
de otra masacre igual jamás se supo,
roban a sangre y fuego sin descanso
toda riqueza de aquel nuevo mundo.

Y con la excusa de
la evangelización
imponen su cultura,
sus santos, sus creencias,
desprecian a sus dioses de la tierra
los que dicen que hay una sola fe:
Cristo crucificado por vez tercera.

Milnuevesesentaydós, se abre horizonte:
se propone dar un giro renovado,
encontrarse en lo común las religiones,
hablar menos en latín y más en llano.

Centrarse en lo que une, no lo que separa
defiende Juan XXIII desde su sitio,
cubrirse un poco menos de oro y plata
y andar más desprovisto, mas sencillo.

Y aunque algo nos quedó
del Papa y su lección
poco hemos comprendido,
¿Dónde esta aquel mensaje
De abrir el corazón en cualquier parte?
Y aquel viejo Concilio se archivó:
Cristo por cuarta vez crucificado

Años mas tarde se encuentran en Medellín
varios obispos y sacerdotes latinos,
cómo se puede hacer y conseguir
para lograr la paz, ¿cuál el camino?

Dicen con la fuerza de una sola voz
que no hay pobres, sólo hay empobrecidos;
la Teología de la Liberación
pide justicia social para el campesino.
Pero la propiedad
se enfrenta a Monseñor
Romero, Ellacuría
con todos sus hermanos
mueren tiroteados a sangre fría;
y como ejemplo que hoy sigue su andar
Cristo por quinta vez crucificado

En estos tiempos en Madrid, en Entrevías,
hay una parroquia abierta en el conflicto,
el conflicto de ser fiel a la teoría
de que Dios está presente en lo sencillo.

La revolución, el hecho, la esperanza
de que otro mundo cabe y es posible,
que uno siempre vale más de lo que gana,
que se debe tener derecho a lo más simple.

Dice la autoridad,
autoridad eclesial,
¿Qué pasa en esta iglesia
que sufre con el barrio,
que no atiende a normas del Vaticano.?
Y desde Roma la quieren cerrar:
Cristo por sexta vez crucificado.

¿Dónde acaba la caridad y arranca la justicia?
¿Puede más la realidad o lo sagrado?
¿Cuánto se atribuye a Dios y sus milagros
para sacarnos la culpa a diario?
Dicen “Dios proveerá, lo que Dios quiera”
pero quien dicta por Él sus intenciones,
acaso el que almuerza con el que gobierna,
pero nunca la mujer, siempre los hombres.
Y si una vez nació
un Hombre Salvador
que vino tan desnudo,
tan dócil, tan humano,
tan grande , tan revolucionario,
perdonen pero no creo que esté
si no es con el dolor.

En Roma o en Madrid,
Europa, El Salvador,
en la cumbre del Gólgota,
en la conquista española...
¿será por séptima vez crucificado?
aquel que por los pobres quiso optar…

Leer más...

Via crucis de la solidaridad

I. Jesús es condenado a muerte por su forma de vida

Dios, todo clemencia, tú no condenas nunca a nadie.
Ayúdanos a mostrar tu amor por toda la humanidad.

No podemos mirar hacia atrás, pensando que todo lo anterior fue mejor. Lo único que tenemos es el presente, para reflexionar, para construir, para mejorar.

Pero podemos aprender del pasado, de las personas que nos han dado un testimonio de vida, entre quienes, en primer lugar, está Jesús de Nazaret. Él se desvivió por los hombres y mujeres que estaban condenados por orden de las autoridades religiosas y políticas de su tiempo. Y este compromiso vital es el que le llevó a ser condenado a muerte. El ejemplo y el Espíritu de Jesús es el que nos invita y ayuda a seguirle, desde la cercanía a quienes se les condena hoy:

por decir la verdad, por practicar la justicia, por anunciar la liberación;
por tener otra ideología, otra forma de pensar, otra religión;
por tener otro color de piel, otra raza, otra orientación sexual;
por ser mujer en una sociedad violentamente machista;
por quienes intentan alternativas al actual sistema social y económico;
por predicar el diálogo, la paz contra quienes sólo practican la violencia y el terror. (otras formas de condena...)

Oración:

Tú eres un Dios de Amor, que no condenas a nadie,
y quieres que todos nos ayudemos y liberemos juntos.
Ayúdanos a trabajar y comprometernos
a no juzgar nunca a nadie, a mostrar indulgencia,
y a eliminar toda clase de condenas injustas,
siguiendo el ejemplo de Jesús de Nazaret. Amén.


II. Jesús carga con la cruz

Dios nuestro, eres el incomprensible misterio en el dolor de los crucificados.
Que sepamos mirar y atender el dolor de los demás antes que el nuestro.

Después de ser condenado injustamente (como tantos maltratados a lo largo de la historia, en los tribunales, ante los poderosos económica, cultural o socialmente) por el poder religioso y político, Jesús es torturado, insultado, violentado y cargado con el instrumento de su ejecución. Al igual que millones de personas que han tenido que llevar a la fuerza una cruz impuesta durante su vida, que han tenido que soportar el dolor de la marginación, de la violencia, de la opresión, del desprecio. En nuestros días siguen siendo presas de una cruz, muchas veces impuesta:

las mujeres tratadas como esclavas o como mercancía;
los niños y niñas violentados por los pedófilos y por el turismo sexual;
los perseguidos políticamente;
los enfermos crónicos, terminales;
los ancianos relegados al olvido;
los enganchados a la droga, al alcohol, al juego, al consumo compulsivo. (otras formas de dolor...)

Oración:

Fuente de toda bondad:
Tú no deseas el dolor de los seres humanos,
sino su felicidad y el gozo de vivir con y para los demás.
Danos fuerza y valentía para luchar contra toda clase
de dolor y que sepamos curar, consolar, calmar,
superarlo con el bálsamo del cariño y el servicio. Amén.

III. Jesús cae por primera vez

Padre nuestro, Tú respetas siempre nuestra libertad.
Pero, si caemos, sabemos que nos vas a ayudar a levantar.

Jesús es el hombre libre por excelencia. Libre ante los romanos, los sacerdotes, los escribas, los fariseos; libre ante los prejuicios y los miedos; libre ante su propia familia; libre ante las exigencias de sus discípulos. “Donde está el Espíritu allí hay libertad”. Jesús estaba lleno del Espíritu de Dios, que le enseñó el camino de la libertad: servir por amor a los demás. Ahí reside la más alta libertad. Aunque a veces caigamos, nos den la espalda, se resienta la amistad, suframos decepciones, sabemos que la ternura de Dios y el amor vencerán sobre las dificultades del camino de la vida. En nuestra existencia hay situaciones en las que caemos y nos impiden la libertad:

los miedos al qué dirán, a dar un testimonio contracultural;
el que el sentirnos débiles, pecadores, nos impida seguir creciendo;
el catalogar a cualquier persona por la primera impresión;
ante el primer tropiezo, la primera dificultad, tirar la toalla;
que la propia familia, los amigos, sean el corsé de nuestra libertad;
el no saber rectificar, aunque haya que ceder, actuar con humildad, pedir perdón. (otras formas de falta de libertad...)

Oración:

Espíritu de Libertad, sé tú el aliento
que nos impulse a buscar sin descanso
la auténtica libertad en nuestras vidas.
Que sólo se alcanza en plenitud
(y a la vez la auténtica felicidad)
cuando se vive como servicio gozoso
y desinteresado por los demás. Amén.

IV. Jesús se encuentra con su Madre

María, tú nos muestras la profunda humanidad de Dios.
Y , a la vez, aunque siempre oculto, su rostro materno,

Muchas veces, por los rasgos, por los gestos, por la forma de mirar y de actuar, nos dicen: “Se parece a su madre”. Si Jesús se comportó con los demás de una forma determinada, si oraba y se dirigía a su Padre con tanta familiaridad, si decidió emplear su vida en curar y atender, con solicitud de hermano a los demás para acercar el Reino de Dios, es porque lo había mamado en su casa de Nazaret, por el ejemplo de su padre y su madre. El ejemplo de sus padres le impulsó a dejarlo todo, salir a los caminos de Galilea y formar una comunidad de amigos y amigas que le ayudaran a cambiar su mundo. Ésta se convertirá en su verdadera familia, la de quienes cumplen la voluntad de Dios. Y, entre éstos están, en un lugar destacado, José y María. Jesús se sigue encontrando hoy con su madre:

en las miles de mujeres que engendran, acompañan y defienden la vida;
en las mujeres maltratadas, vendidas, violadas, asesinadas por la violencia machista;
en las mujeres que se esfuerzan día a día por cambiar su mundo;
en las mujeres que luchan con dignidad por salir de la pobreza;
en las mujeres que trabajan por la liberación de otras mujeres;
en los hombres que las acompañan en este difícil y hermoso camino. (otras formas de encuentro...)

Oración:

María, tú que engendraste a Jesús con amor
y plasmaste en él tus rasgos y los de su padre José,
ayúdanos a seguir a Jesús, a recrear sus pasos
en el mundo de hoy, escuchando a su Espíritu,
compartiendo en comunidad la fe y la vida,
para acercar el Reino de Dios a nuestro mundo. Amén.

V. Simón de Cirene ayuda a Jesús

Dios nuestro, tú eres el consuelo para los abatidos.
Cuando nos hacemos prójimos de los demás.

Jesús dedicó toda su vida a sanar las heridas del cuerpo, de la mente y del espíritu, reintegrando a esos hombres y mujeres a la sociedad, recuperando su autoestima, para que se sintieran orgullosos de ser hijos e hijas de Dios. Él fue el samaritano que recorría los senderos en busca del necesitado. El prójimo es esa persona a quien yo salgo al encuentro antes de que me lo pida, a quien dedico mi tiempo, mi dinero, mi ayuda, mi cariño. Jesús nos enseñó que quien viste al desnudo, da pan al hambriento, libera al cautivo, trata con cuidado a la naturaleza, se conmueve ante los más vulnerables, es el bendito de su Padre. Éste no nos pedirá credenciales ni afiliaciones, excepto la de haber actuado siempre con amor hacia los otros y hacia el entorno ecológico. Simón de Cirene siempre estará:

en esos amigos, en quienes puedes descansar sin sobresaltos y sentirte seguro y aliviado;
en esa persona que te escucha y alienta cuando los ánimos decaen;
en la comunidad con la que se comparten los éxitos, los fracasos, las dudas y las alegrías;
en los hombres y mujeres que lo comparten todo, más allá de ideas religiosas o políticas;
en las personas y grupos de solidaridad que intentan eliminar las causas de las injusticias;
en el gesto amable, cercano, pequeño, cotidiano, que invita a la sonrisa y a creer en la humanidad. (otras formas de hacerse prójimo...)

Oración:

Dios nuestro, oculto en el prójimo caído en el camino,
te pedimos que sepamos pararnos
cuando veamos a alguien herido, deprimido,
sin fuerzas, oprimido, despreciado,
y que curemos sus heridas con el amor,
la solidaridad y el cuidado,
virtudes éstas que provienen de ti. Amén.

VI. La Verónica enjuga el rostro de Jesús

Dios mío, desfigurado tantas veces por el dolor y la sangre.
Muéstranos tu rostro oculto tras el misterio del mal.

A veces, en los detalles más nimios se transparenta la bondad, la ternura, la solidaridad real con el ser humano sufriente. Un destello de divinidad en medio de las sombras de nuestro mundo. Una franja de esperanza que aviva el espíritu alicaído. Un vaso de agua, una caricia, una sonrisa, un regalo inesperado, algo que representa mucho para ti y lo compartes, aporta más ilusión que muchas promesas incumplidas a las que se las lleva el viento. De nuevo es una mujer la que se acerca a Jesús y le enjuga, le refresca el rostro. En los Evangelios no figura ninguna palabra de reproche de Jesús hacia las mujeres. Éste es el gesto que mejor define al seguidor de Jesús: devolver al rostro deformado de quienes sufren, la imagen original de hijos e hijas de Dios. La Verónica sigue enjugando los rostros hoy por medio:

de los educadores que ayudan a descubrir las mejores cualidades de los jóvenes;
de los voluntarios que se entregan para calmar y/o eliminar el sufrimiento de la humanidad;
de los sacerdotes, misioneros/as, religiosos/as que ayudan a descubrir el verdadero rostro de Dios;
de los padres y madres de familia, que educan a sus hijos e hijas en los valores profundos del ser humano;
de los médicos que intentan evitar o paliar el dolor físico e interior de los demás;
de los amigos que siempre están pendientes de lo que necesitamos, antes de que se lo pidamos. (otras formas de enjugar el rostro...)

Oración:

Padre compasivo y misericordioso,
perdona nuestros egoísmos,
nuestra falta de solidaridad,
nuestro corazón duro como el pedernal,
y danos un nuevo espíritu que transforme
nuestras vidas, para enjugar los rostros
desfigurados de quienes sufren,
pues sólo así te descubriremos en ellos. Amén.

VII. Jesús cae por segunda vez

Dios del amor, de la bondad y de la total santidad.
Tú nos has hecho a tu imagen, aunque también somos barro.

Cuanto más alto creemos estar, cuanto más pensamos haber subido, más grande será la caída si no está basada toda nuestra vida en la humildad y en el reconocimiento de nuestra fragilidad. Somos templos del Espíritu Santo y, a la vez, capaces de las peores acciones. Sentimos a veces la presencia de Dios en el corazón y un instante después le velamos con nuestra conducta egoísta. Un día estamos en la cresta de la ola del optimismo y al siguiente estamos sumidos en la mayor depresión. A la santidad sólo se llega por una profunda humanidad, por la comprensión, la paciencia, la tolerancia, la compasión, la ternura, la amistad, el perdón. Y, quien no lo vive así, sigue cayendo:

en los gestos de altanería, de soberbia hacia los demás;
en la falta de respeto y comprensión con quienes piensan diferente;
en la carencia de indulgencia ante los errores de los otros;
en la inflexibilidad para pedir de la pena, sin querer buscar la rehabilitación;
en la ausencia de confianza y comprensión entre los padres y los hijos;
en el ver únicamente la paja en ojo ajeno y no la vida en el nuestro. (otras formas de tropiezos...)

Oración:

Padre y Madre que siempre nos perdonas.
Te queremos agradecer el que no seas como nosotros:
duros, soberbios, inflexibles, severos, crueles a veces,
con nosotros mismos y con los demás.
Gracias por seguir con todos otros caminos
de perdón, ternura, consuelo, comprensión, confianza.
Gracias por ser un Dios compasivo y misericordioso. Amén.

VIII. Jesús consuela a las mujeres

Dios nuestro, tu esencia es el Amor, el Cuidado.
En el camino de nuestra vida, que no nos falte tu consuelo.

Jesús fue durante toda su vida consuelo para los afligidos, pan para los hambrientos, ternura para los frágiles, esperanza para los descorazonados, salud para los enfermos. Les decía: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré; aprended de mí que soy sencillo y humilde de corazón y encontraréis descanso en vuestra vida”. Hay un colectivo social marginado al que se dedicó de una forma especial: las mujeres. Rompió moldes en su cercanía hacia ellas, le hicieron descubrir rasgos ocultos del ser humano que aprovechó en su relación con ellas mismas y con los demás; le ayudaron a reflexionar, a comprender y a ampliar sus horizontes mentales y religiosos. Jesús, por nuestro medio, continúa consolando:

a las mujeres que sufren por la pérdida de sus seres queridos por la violencia;
a las mujeres que han perdido su dignidad por las humillaciones sufridas;
a las personas desesperanzadas por no encontrar sentido a sus vidas;
a los hambrientos de pan, en medio de un mundo satisfecho;
a los hambrientos de belleza y gratuidad, en un mundo en el que todo se compra y se vende;
a los cansados por los golpes de la vida y que no ven ninguna salida. (otras formas de consuelo...)


Oración:

Dios de la Esperanza,
permítenos que seamos el medio
por el que Tú lleves el consuelo
a los desesperanzados, los sometidos,
los que sufren, los angustiados.
Que seamos siempre
mensajeros del ánimo de Dios. Amén.

IX .Jesús cae por tercera vez

Dios bueno, que siempre sales a nuestro encuentro.
Abrázanos al volver a casa, arrepentidos y gozosos.

Jesús es el mensajero excepcional de un Dios que no está lejano, y que no vive apartado de la vida humana, allá en sus cielos. Su Abbá es la cercanía misma, la mayor intimidad, la familiaridad, la misericordia infinita, sin término. Perdona siempre y sin pedir nada a cambio. En la parábola del hijo pródigo (o del padre-todo-bondad), a pesar del abandono de su hijo, él sale al camino cada día, para ver si vuelve: muestra un corazón de padre, con entrañas de madre. En el perdón que mostramos con los demás se demuestra si de verdad somos imagen de Dios y seguidores de Jesús, que nos perdona siempre. Así es Dios. Y seguimos tropezando en esta piedra cuando:

no creemos en la acción del Espíritu sobre cualquier persona;
no nos perdonamos ni a nosotros mismos;
no dejamos a Dios aplicar una justicia diferente a la nuestra;
decimos que “perdonamos, pero no olvidamos”;
seguimos pidiendo la pena de muerte;
dictamos sentencia, sin analizar las causas y las circunstancias. (otras formas de perdón...)

Oración:

Oh Dios, que sales siempre a nuestro encuentro,
especialmente cuando nos sentimos perdidos,
agotados, desesperados, desmoralizados.
Ábrenos tus brazos, tu regazo,
para que podamos descansar de los malos momentos
y recobremos así la fuerza y la confianza. Amén.

X. Jesús es despojado de sus vestiduras

Señor, tú nos pides que nos desnudemos de todo egoísmo.
Para podernos poner el vestido del amor y de la solidaridad.

A Jesús le quitaron lo único que le quedaba. Nunca había tenido mucho, a excepción de la amistad, la ternura, la pasión por el Reino, la audacia, la profecía, el amor por los demás y por su buen Padre Dios. Desnudo había nacido a la vida y desnudo volvía al seno de su Padre. Jesús invitaba a sus discípulos a desprenderse de las riquezas para conseguir la perla, a dar prioridad al Reino de Dios y su justicia, a no acumular, a compartir todo lo que se tiene, pues “la generosidad da esplendidez a la persona”, pues dando es como se recibe y ahí está la perfecta alegría. Hoy, no obstante, le seguimos contemplando desnudo:

en las personas en paro, en los campesinos sin tierra;
en los hombres y mujeres sin techo, sin educación, sin atención sanitaria;
en los niños y niñas abandonados en las calles de las grandes ciudades;
en los inmigrantes a los que se les prohíbe venir a nuestros países para trabajar y sobrevivir;
en los países del Sur a los que se despoja injustamente de sus riquezas;
en la Naturaleza agotada por nuestro consumo insaciable; (otras formas de desnudez...)

Oración:

Tú, oh Dios, eres nuestra mayor riqueza.
Aunque queramos olvidarnos de ti y ocultarte
bajo un consumo desenfrenado,
procurando siempre subir y atesorar,
al final siempre descubrimos el inmenso vacío
que nos deja el no vivir sencillamente, para conseguir
lo único que merece la pena. Amén.

XI. Jesús es crucificado

¡Dios mío, hay tantos hombres y mujeres crucificados!
No permitas que los contemplemos con indiferencia.

Jesús no quería acabar así. Su verdadera pasión, su absoluto, fue la predicación y la puesta en práctica del Reino de Dios, mediante otra forma de ser, de relacionarnos y de actuar, personal y socialmente. Su pasión no se hizo realidad y le pareció todo un fracaso. En la cruz quedaron clavadas sus ilusiones, sus amigos que le habían abandonado, sus andanzas por toda Galilea, sus enfrentamientos con las autoridades, sus fatigas y desvelos. Todo había acabado, y además no sentía en absoluto el consuelo de su Padre: “Dios mío, ¿por qué me has abandonado”? También nosotros sentimos a veces en nuestra vida la decepción, el fracaso, la traición, la duda, el abandono. Al igual que millones de hombres y mujeres que malviven en las más adversas circunstancias. En nuestro mundo de hoy seguimos crucificando:

+ por la explotación que se sufre en los lugares de trabajo; + por el despido injustificado del empleo; + por el desprecio, el insulto, la calumnia hacia quien consideramos inferior; + por la marginación de la mujer en la familia, en el trabajo, en la sociedad; + por nuestra falta de solidaridad y atención hacia quienes sufren; + por no vivir una vida más sobria, para que otros puedan sencillamente vivir. (otras formas de crucifixión...)

Oración:

Tú eres un Dios que escucha el lamento
de los más débiles y oprimidos.
Ante tanto dolor nos preguntamos:
¿dónde esta Dios? Y no nos damos cuenta
que estás en las llagas, en los rostros desfigurados,
en la marginación y en la soledad inmensa
de los empobrecidos y vulnerables del mundo. Amén.

XII. Jesús muere en la cruz

Dios mío, tu Reino llama e invita a la vida.
¡Pero estamos rodeados de tanta muerte...!

A causa de la persecución implacable, de las torturas, del hambre, de las guerras, de las enfermedades, de la cárcel, de la vida en condiciones inhumanas, de una Naturaleza cada día más depredada, hay miles de personas que mueren cada año en nuestro mundo. Una muerte evitable si todos nos empeñáramos en que desaparecieran estas lacras humanas. El Reino de Dios, lo más importante para Jesús, debería serlo también para nosotros. Cuando nos preocupamos por los demás, para realzar y potenciar su humanidad, el rostro de Dios se hace real en nuestras vidas. Pero la realidad es que hay muchos rostros deformados por la agonía en la que malviven diariamente. Igual que Jesús, hoy siguen muriendo:

por el consumo irrefrenable de los países del Norte;
por el cambio climático, fruto de nuestra forma de vida;
por la enfermedad del SIDA, sobre todo en África;
por la corrupción, el lucro insaciable de los poderosos;
por la crisis provocada por los más ricos del mundo;
por la voracidad de las industrias multinacionales y farmacéuticas. (otras formas de muerte...)

Oración:

Dios de la vida, tú nos llamas
para que, en la medida de nuestras fuerzas,
construyamos un mundo más justo y fraterno
en el que la muerte no tenga
la última palabra, sino la vida
en abundancia. Amén.

XIII. María recibe a su hijo bajado de la cruz

María, tú que acompañaste a tu Hijo durante toda tu vida.
Enséñanos a seguir su ejemplo y llevarlo a la vida.

María siempre estuvo presente en los momentos más difíciles de la vida de su Hijo. Le ha cuidado, le ha educado, le ha seguido, ha dudado, ha callado y escuchado, ha reprendido... Ahora le toca recibir el cuerpo destrozado, torturado y desangrado de su Hijo. Le recuerda jugando con sus amigos en Nazaret, escuchando atento en la sinagoga, cuando decidió emprender un nuevo camino, cuando volvía a su pueblo tan cambiado, cuando le decían sus familiares que se había vuelto loco, cuando venían noticias de hechos asombrosos que realizaba o de comentarios que decían que estaba endemoniado... ¡Tantas madres a lo largo de la historia han tenido que recoger a sus hijos muertos! Sólo quien ha dado la vida siente con más intensidad el profundo dolor de la muerte de un hijo. Hoy también los bajan de la cruz y los reciben:

las madres cuyos hijos están atrapados por la droga;
las madres que no pueden alimentarlos;
las madres que no pueden sacarles de la miseria;
las madres a cuyos hijos se los ha llevado la violencia, el terror;
las madres cuyos hijos combaten a la fuerza en las guerras;
las madres de hijos desaparecidos por regímenes dictatoriales. (otras formas de acogida...)

Oración:

Dios nuestro, que tienes
unas profundas entrañas de madre,
muéstranos el camino para acoger,
para recibir a quienes se quedan
al borde del camino, para curarles
y que vuelvan sanos y gozosos,
de nuevo, a la vida. Amén.

XIV. Jesús es sepultado

Dios del Servicio, ayúdanos a dar buen fruto.
Por medio de la semilla del servicio y la entrega.

“Os aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda infecundo, pero si muere, da mucho fruto”. Así fue la vida de Jesús. La acogida de la llamada de su Padre en el desierto le llevó, por el impulso del Espíritu, a entregarse servicialmente por los demás, para ayudar a que creciera la vida en abundancia. Todo lo que predicó de palabra lo llevó a la práctica: el mayor que sea el servidor, quien dice que ama a sus amigos tiene que dar el supremo testimonio de dar la vida por ellos. Sólo quien sepulta sus intereses egoístas, alcanza la plenitud y el gozo de la felicidad en su vida, sólo así su corazón se llena del amor de Dios. Pero para eso hay que sepultar:

el egoísmo, el individualismo, la falta de entrega por los demás;
el estar sólo pendiente de nuestros problemas antes que de los otros;
los miedos a enfrentarnos a situaciones de sufrimiento que hay a nuestro alrededor;
la falta de compromiso con el Reino de Dios en nuestro mundo;
el reservarnos por completo para nosotros nuestro tiempo y dinero;
el no querer compartir, con quien lo necesita, lo que hemos recibido gratis. (otras formas de sepultar...)

Oración:

Dios que te entregas a quien se ofrece
por completo a quien te necesita.
Necesitamos aprender a ser granos de trigo,
semillas que sepan sepultarse para dar el fruto
del servicio, de la fraternidad, de la solidaridad,
del nuevo mundo que soñamos. Amén.

Tomado de Redes cristianas

Leer más...

Viernes Santo

Las siete palabras, por Revista Vida Religiosa
En Cuaresma muchas comunidades recurren a la meditación de determinados textos y episodios evangélicos, entre ellos las Siete Palabras. Aprovechamos este año uno de los comentarios de Don Pedro para prepararnos al Misterio Pascual. Lo acompañamos de ilustraciones de su hermano y amigo Maximino Cerezo Barredo.

1. Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen

Sabiendo o no sabiendo lo que hacemos, sabemos que nos amas, porque ya hemos visto tus maneras en los ojos y en la boca de tu Hijo Jesús. Ya no eres más para nosotros el Dios terrible. ¡Sabemos que eres Amor! Sabemos que no sabes castigar... Tú eres un Dios vencido en la ternura. Tú esperas siempre, Padre, y acoges y restauras la vida hasta de los asesinos de tu Hijo (que somos todos nosotros). ¡Perdónalos! ¡Perdónanos! Atiende este pedido de tu Hijo en la cruz, prueba mayor de tu amor de Padre. ¡Y acógenos, oh Padre, oh Madre, oh cuna, oh casa de cuantos retornamos buscando tu abrazo!

2. En verdad te digo: hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso

Tu corazón sin puertas, siempre abierto, ¡qué fácil es robarte el Paraíso! Bandidos todos nosotros, depredadores del Cosmos y de la Vida, sólo podemos salvarnos asaltándote, Cristo, en nuestro ‘hoy’ diario esa Misericordia que chorrea en tu sangre... Tu blando silbo de Buen Pastor nos llama. Tu corazón reclama, impaciente, a todos los marginados, a todos los prohibidos. Tú nos conoces bien, y nos consientes, hermano de cruz y cómplice de sueños, compañero de todos los caminos, ¡Tú eres el Camino y la Llegada!

3. ¡Mujer, he ahí a tu Hijo! ¡He ahí a tu madre!

Por causa de ese Hombre, el más totalmente humano, ¡tú eres la bendita entre todas las mujeres! Madre de todas las madres, dulce Madre nuestra, ¡por causa de ese Hijo, hermano de todos! ¡Hagamos casa, pues, oh Madre! ¡Hagamos la familia de todas las familias de todas las naciones! A cuenta de esa Carne, hermana de toda carne, destrozada en la cruz, Hostia del mundo. Cansados o perdidos, necesitamos, Madre, tu agasajo, sombra clara de Dios en toda cruz humana, divina canción de cuna en todo humano sueño. Queremos ser discípulos amados, ¡oh Maestra del Evangelio! Queremos ser herederos de Jesús, oh Madre, ¡vida de la Vida! En ese cambio de hijos, tú sabes bien, María, que nos ganas a todos y no pierdes el Hijo ya de vuelta a su Padre, para esperarnos con la Casa pronta.

4. Dios mío, Dios, mío, ¿por qué me has abandonado?


Todos nuestros pecados se hacen hematoma en tu Carne, oh Verbo. Todos nuestros rictus te deforman el Rostro. En tu soledad se refugian todas las soledades de la Historia Humana... En tu grito vencido (¡misteriosa victoria!) detonan, oh Jesús, todos nuestros gritos ahogados, todas nuestras blasfemias... -Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué nos abandonas en la duda, en el miedo, en la impotencia? ¿Por qué te callas, Dios, por qué te callas delante de la injusticia, en Rio o en Colombia, en África, en el mundo, ante los tribunales o en los bancos...? ¿No te importan los hijos que engendraste? ¿No te importa tu Nombre? Es la hora de las tinieblas, del silencio del Padre, para su Hijo. Es la hora de la fe, oscura y desnuda, del silencio de Dios, para todos nosotros...

5.¡Tengo sed!


Tú tienes sed ¿de qué, oh Fuente Viva? En el manantial quebrado de tu Cuerpo los ángeles se sacian. Ytodos los humanos bebemos en tus ojos moribundos la luz que no se apaga. Tierra de nuestra carne, calcinada por todo el egoísmo que brota de la Humanidad, tienes la sed del Amor que no tenemos, ebrios de tantas aguas suicidas... Sabemos, sin embargo, que será de esa boca, reseca por la sed, de donde nos vendrá el Himno de la Alegría, el Vino de la Fraternidad, ¡la crecida jubilosa de la Tierra Prometida! ¡Danos sed de la sed! ¡Danos la sed de Dios!

6. Todo está consumado


De Tu parte, ¡sí! De nuestra parte, nos falta aún ese largo día a día de cada historia humana, de toda la Humana Historia. Tú ya lo has hecho todo, ¡Rey y Reino! Todo está por hacer, a la luz del Reino, en esta noche que nos cerca (de lucro y de egoísmo, de miedo y de mentira, de odios y de guerras). El Padre te dio un Cuerpo de servicio y Tú has rendido el ciento, el infinito. Todo está consumado, en el Perdón y en la Gloria.



Todo puede ser Gracia, en la lucha y en el camino.
Ya has sido el Camino, Compañero.
Y eres, por fin, ¡la Llegada!
En tu Cruz
se anulan el poder del Pecado
y la sentencia de la muerte.
Todo canta Esperanza...


7. ¡Padre, en tus manos entrego mi Espíritu!


Gloria de su Gloria, Dios de Dios, de siempre igual a Él, Tú has venido del Padre. Y ahora al Padre vuelves desde nosotros, igual a nosotros, Dios y Hombre para siempre. En el seno del Espíritu el Padre te acoge, Hijo Bien amado, Amén de su Amor ya satisfecho. La Muerte ha sucumbido en tu Muerte como un fantasma inútil, para siempre. Y en tus Manos reposan nuestras vidas, vencedoras de la muerte, a su hora. En tu Paz descansa esperanzada nuestra agitada paz. Descansa en Paz, por fin, en la Paz del Padre, eterna, Tú que eres ¡nuestra Paz!


--------------------------------------------------------------------------------
Comentarios

Las siete palabras

19 de febrero de 2008
EN LA CRUZ

El cielo se retira, Cristo pende solo y la voz del Crucificado suena como si hablara por sus manos heridas por sus huecos silbantes y a sus pies, sus enemigos, su madre y en el cielo el Padre. Allí todos los crucificados del mundo. Padre perdónales.... Y clama perdón desde sus ojos agonizantes para todos los deicidas del mundo y no descubren que efectuando el crimen perfecto se convierten en amores de Jesucristo. Dulce venganza la de Jesús: El amor frente la muerte, la temporalidad frente a la eternidad. Y la soledad sonora más a oscuras que todo Israel. Dios le abandona a la soledad inmensa de los pecadores. Dios colgado en la Cruz tan desamparados como si no fuese Dios y pregunta por un Dios tan ausente como si no existiera: Es el fondo del cáliz sin fondo lo que ahora bebe en la oscuridad. En la Cruz esta el vacío de Dios y sobre la tierra la oscuridad a oscuras. Jesús cierra sus ojos y a Dios se le aparece Dios. Es la hora.

Antonio DíAZ TORTAJADA Sacerdote-periodista
Tomado de http://www.ciudadredonda.org/spip/article.php3?id_article=540


Leer más...

miércoles, 8 de abril de 2009

Jueves Santo

"A los pies de los hermanos": reflexión eucarística para el Jueves Santo
por José Cristo Rey García Paredes cmf

Es para nosotros cuestión de vida o muerte que nuestras Eucaristías puedan definirse como "la Eucaristía de Jesús", que en ellas sea reconocible su Presencia, su protagonismo. Y que nadie ni nada -que no sea Él- se adueñe de la celebración.

La homilía no es más importante que la proclamación de la Palabra. El presbítero o el obispo no deben suplantar la Palabra y su sentido, con sus palabras y temas. Quien reparte el Cuerpo del Señor, no debe suplantarlo con otro alimento. ¡Dejar que la Palabra actúe como Palabra de Dios y servirla en actitud de profunda atención al momento histórico y al espacio geográfico en que es proclamada!

¡Solo el Espíritu Santo convierte una misa en la Eucaristía de Jesús! ¡Sólo el Espíritu Santo hace resonar la Palabra como Palabra de Dios, convierte los dones en Cuerpo y Sangre del Señor, auna a la comunidad como "cuerpo de Cristo"! Sí el Espíritu y no la letra.

Las comidas que Jesús ofrecía o a las que se refería en sus parábolas, generaban espacios de reconciliación y amistad. Si la Eucaristía mantiene espacio de irreconciliación, de discriminación entre unos hermanos y otros, unos que comulgan y otros que no pueden comulgar, ¿en qué medida evocará a Jesús? En las comidas de Jesús ninguno de los invitados era excluído: ¡ni siquera Judas! Y si alguien se excluía -el hijo mayor de la parábola del hijo pródigo, o Judas a partir de un determinado momento- lo hacía por propia iniciativa. En la multiplicación de los panes se dice que "todos comieron hasta hartarse"; en la comunión con la copa de la Alianza se dice también "y bebieron de ella todos". El Jesús que celebra la Cena con sus discípulos el Jueves Santo, celebró su penúltima cena el día anterior en Betania con ellos, pero también Lázaro, Marta y María -con un especial protagonismo de estas mujeres respecto a la fe en Jesús y la atención a su cuerpo!

El alimento por excelencia de las comidas de Jesús era "el pan bajado del cielo", o el "pan del mañana", o la "carne o la sangre del Hijo del Hombre", o el cuerpo entregado y la sangre derramada. En ese alimento y bebida irrumpe en nosotros todo el misterio de Dios, nos invade. Tanto nos ama el Abbá que nos entrega a su Hijo para sanarnos, liberarnos, incorporarnos a su Vida. El pan "nos es dado" y al mismo tiempo que alargamos la mano decimos: "¡perdónanos nuestras deudas, así como también nosotros perdonamos!". La carne del Hijo del Hombre es amistad hasta la muerte: nadie tiene amor mayor que quien da la vida por sus amigos. Él Cuerpo y la Sangre de Jesús nos son entregados incondicionalmente.

La actitud más noble ante este inmenso Dios que en su Hijo se nos regala, no es pensar que unos son dignos y otros no. Antes de comulgar evocamos las palabras del Centurión: "oh Señor. no soy digno de que entres en mi casa"; "apártate de mi, que soy un pecador"... La conciencia de tan inmenso regalo nos hace sentir el pasmo, el estremecimiento, pero también la adoración, la amistad más entrañable. No lo llamamos ya Señor. sino Amigo.

No hay evocación de la última Cena sin lavatorio de los pies. El ministerio ordenado pierde credibilidad si no queda situado a los pies de los fieles, de las hermanas y de los hermanos. Si se crean distancias, desigualdades, alturas y bajuras. ¿Cómo decir entonces, "vosotros sois mis amigos"? ¿Cömo proclamar que la Eucaristía nos hace "uno", "un solo cuerpo", "un solo espíritu"? Cualquier tipo de lavatorio de los pies, de atención a los hermanos, de acogida y hospitalidad, que en la Eucaristía tenga lugar, hace de ella un acontecimiento más protagonizado por nuestro Señor Jesús. "Lo que hicísteis a uno de éstos, a mí me lo hicísteis... tuve hambre y me dísteis de comer".


Leer más...

Miércoles Santo

Evangelio del día: Mt 26,14-25

Hoy vamos a oír la mala noticia de la traición de Judas, junto con la triste y sin embargo alegre buena noticia de la cena de Pascua de Jesús con sus discípulos. “Mi hora está cerca; en tu casa celebraré la Pascua con mis discípulos”. Jesús comerá la comida pascual rodeado de los que le han seguido. El traidor los deja para traicionar a Jesús. Pero Jesús, el Siervo de Dios y del pueblo, afronta su muerte con la más plena confianza en Dios. Jesús celebrará esta Pascua de una forma nueva, transformándola en la Eucaristía. Esto es como un testamento que él deja a sus discípulos. Es la forma más profunda y misteriosa de estar en medio de sus discípulos, entonces y ahora.


La traición de Judas nos deja boquiabiertos, llenos de estupor y desconsuelo. Casi no nos lo creemos. Buena ocasión para ahondar en esta traición a ver si nos remueve el fondo de traición, que todos llevamos dentro, y nos enfrenta conlo más sucio de nuestro interior. ¿Cómo entender la traición de Judas? ¿Fue Judas un ladrón, que actuó simplementepor avaricia? Los 30 siglos de plata, que le ofrecen por entregar a Jesús, no era una gran suma de dinero. Lucas y Juan sólo ven una explicación: "Satanás entró en él". Examinemos toda la escena con más detalles: La pregunta de Judas: "¿Soy yo acaso, Señor, quien te va a traicionar?" Y la respuesta de Jesús: "Tú lo has dicho". Pregunta y respuesta constan para la Historia como prueba por el respeto de la libertad humana, por partede Dios, y muestra de la malicia, astucia y perversión, por parte del hombre, que le lleva a tal traición. El gesto de amistad e intimidad de Jesús ("mojar en la misma fuente") se transforma en gesto de oposición y traición absurdas. La figura de Jesús es un llamado a la reflexión para todo discípulo suyo.Judas no es capaz de vencer la tentación de un beneficio inmediato. Seguir a Jesús era una tarea ardua y complicada. Muchos se desanimaron y le abandonaron en el camino. Entre los mismos discípulos había algunos ambiciosos, que sólo ansiaban escalar posiciones sociales; otros no entendían el comportamiento de Jesús. Todo esto se manifiesta bien claro, cuando arrestan a JesúsJudas lo entrega por TREINTA monedas, Pedro reniega de él por tres veces, el resto huye ante el peligro y lo dejan solo. Juan y las mujeres, comandadas por María, la Madre de Jesús, son las únicas, que le son fieles hasta el final.Cristo está en agonía permanente esperando de nosotros, que nos decimos seguidores suyos, que noslevantemos -aunque sea a media noche- y salgamos fuera en búsqueda del traidor para decirle que el Señor le sigue amando y le considera como amigo. Sólo así aquellas malditas monedas de la traición se convertirán en fiesta por el reencuentro/vuelta del traidor.¿Seguiremos nosotros, también hasta el final, el testimonio y la fidelidad a Jesús de Juan y lasmujeres, entre ellas su Madre María? Este soneto de Casaldáliga a Judas podría ayudarnos. Dice así:


"Frustrado apóstol turbio del deseo,

lo que sabemos hoy, tú no lo sabías;

lo que esperabas tú del Galileo,

lo exigimos de Dios todos los días.

No fue mayor que el nuestro tu pecado,

traficantes también de sangre humana...

Beso en su Rostro, al fin, aunque mal dado,

¿no te alumbró aquel beso la mañana?

Amor y suicidio en un madero,

muertes de un mismo Viernes de pasión.

Su grito recogió tu desespero.

Tu soga fue también tu confesión,

Judas, hermano Judas, compañerode miedos, de codicias, de traición.


"Que estas reflexiones sobre Judas nos exijan con urgencia a nosotros el conocer mejor a Jesús, para no ser hoy nosotros otro Judas.

Autor: Padre Juan José Palomino del Alamo

Leer más...

martes, 7 de abril de 2009

Martes Santo

UN SENTIDO DE MISIÓN (Is 49,1-6; Jn 13,21-33, 36-36)

El evangelio de hoy nos presenta tres personas:
La primera es un hombre preocupado por sus propios intereses y necesidades, su satisfacción egoísta. No es una persona libre; no está abierto a Cristo, porque está sirviendo al dinero y a la codicia. Traicionará a Jesús. Este hombre es Judas.
Después, hay un segundo hombre, una buena persona, abierto a Cristo, pero débil. Trata de ocultar su fragilidad con valentía impetuosa y autosuficiente. Pero se raja en la hora de la prueba. Negará a Jesús. Esta persona es Pedro.
La tercera persona es Jesús. Él es totalmente desinteresado y generoso, totalmente abierto a Dios y a todo el mundo. Es el perfecto servidor, la persona-para-otros, que viene descrito de nuevo hoy en la Primera Lectura con las palabras del Segundo Canto del Siervo de Dios. Y, porque fue el siervo perfecto, pudo salvarnos a todos.
Si quieres vivir con más sentido la Eucaristía de hoy, fíjate en lo que se dice. No son palabras sin más.

Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tu Hijo, Jesucristo,
tuvo que sufrir la humillación
de ser negado y traicionado
por aquellos a quienes llamaba sus amigos.
Pero convirtió su pasión y su muerte
en instrumentos de amor y reconciliación.
Haznos como él, “personas-para-los-demás”,
que aceptemos dificultades,
incluso incomprensiones y traiciones
de nuestros mejores amigos,
y que las transformemos
en fuentes de vida y alegría
para todos los que nos rodean.
Guárdanos siempre fieles a ti y los unos a los otros.
por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Oración de los Fieles
Tanto amó Dios al mundo que entregó su único Hijo para salvarnos y darnos vida con su muerte y resurrección. Roguemos a Jesús por todos los que sufren y digámosle: R/ Señor, por tu cruz redimiste al mundo.

- Por aquellos cuyos ideales se han desvanecido, para que sepan ver y aceptar todavía la novedad de vida y se renueven constantemente a sí mismos, roguemos al Señor.
R/ Señor, por tu cruz redimiste al mundo.

- Por los eternos perdedores en sus luchas personales contra las fuerzas del mal, para que confíen en Cristo, cuya gracia es más poderosa que el pecado y que la muerte, roguemos al Señor.
R/ Señor, por tu cruz redimiste al mundo.

- Por los que viven solos, alejados, o encerrados en sí mismos, para que acepten la compañía de Cristo, y, por medio de él se abran a otros, roguemos al Señor. R/ Señor, por tu cruz redimiste al mundo.

- Por todos nosotros, para que aprendamos de nuestro Señor mismo a cargar nuestras cruces con paciencia y humildad, para que de alguna manera nos traigan vida, a nosotros y a nuestros prójimos, roguemos al Señor.
R/ Señor, por tu cruz redimiste al mundo.

- Por los miembros de esta nuestra comunidad, para que como Jesús, nuestro Salvador, seamos pobres, serviciales y abiertos y sensibles a todas las necesidades, roguemos al Señor.
R/ Señor, por tu cruz redimiste al mundo.

Señor Jesucristo, tu cruz sigue siendo para nosotros un misterio, como todos los dolores y necesidades que nos laceran. Sin embargo, confiamos en tu palabra y ejemplo de que ése es un camino de alegría y libertad. Transforma nuestras cruces, y hazlas portadoras de vida y felicidad, ahora y por los siglos de los siglos.

Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios, Padre amoroso:
En la noche antes de entregarse a la muerte,
tu Hijo Jesús se dio a sí mismo a sus amigos
en forma de pan para ser comido
y en forma de vino para ser tomado y compartido.
Mientras estamos reunidos aquí para este santo banquete,
te pedimos que tu Hijo se dé de nuevo a nosotros,
para que aprendamos de él
a entregarnos los unos a los otros
y que la fuerza para ello venga
del mismo Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Señor Dios y Padre nuestro:
Hemos comido,
en este banquete de Jesús, tu Hijo,
el pan de fidelidad.
Como Judas o Pedro,
nosotros, a veces, también le hemos traicionado,
cuando rompimos nuestra amistad contigo
y cuando negamos a nuestro prójimo
el derecho a ser libre y feliz.
Queremos que, de ahora en adelante,
él sea nuestra fuerza
para llevar justicia y dignidad
incluso a los últimos y menos considerados
entre nuestras hermanas y hermanos.
Que sea también nuestra fuerza
para construir entre todos
tu comunidad de alegría y esperanza,
en la que viva Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro
por los siglos de los siglos.

Bendición
Una de las experiencias más tristes en la vida es ver el amor y la confianza de uno incomprendidos, negados, o incluso traicionados. Ésta fue la suerte de Jesús. Él sufrió por ello, sin embargo lo aceptó voluntariamente en orden a deshacer nuestras deslealtades y traiciones. Por eso su mismo amor y lealtad al Padre y a nosotros fueron tan lejos como se pueda imaginar: hasta la muerte. Y es así como ganó para nosotros el valor para amar sin contar el precio y para ser fieles hasta el fin. Que el Señor nos colme con su bendición. Y así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.

Leer más...

lunes, 6 de abril de 2009

Lunes Santo

Betania es un lugar privilegiado de encuentro y de intimidad con Jesús. En el contexto de una comida aparece la figura del Iscariote preocupado por el dinero y por una caridad mentirosa y extraña hacia los mas pobres y necesitados.

María, la hermana de Lázaro y Marta , sin ser del grupo de los doce, descubre en Cristo al Hijo de Dios y desde luego su inminente partida. La muerte de Jesús esta muy cerca y Él mismo sabe que su obra salvadora lo llevara a la cruz. Que el ejemplo de María la de Betania, contrarreste las actitudes pretenciosas e injustas que como Judas podemos tener en nuestro corazón. Recordemos que la cuaresma es el momento para la caridad y para el compartir.
Si quieres reflexionar y orar con el texto...
Reflexión
• Estamos entrando en la Semana Santa, en la semana de la pascua de Jesús, de su pasaje de este mundo al Padre (Jn 13,1). La liturgia de hoy coloca ante nosotros el comienzo del capítulo 12 del evangelio de Juan, que enlaza el Libro de las Señales (cc 1-11) y el Libro de la Glorificación (cc.13-21). Al final del "Libro de las Señales", aparece con claridad la tensión entre Jesús y las autoridades religiosas de la época (Jn 10,19-21.39) y el peligro que Jesús corre. Varias veces tratarán de matarle (Jn 10,31; 11,8.53; 12,10). Tanto es así que Jesús se ve obligado a llevar una vida clandestina, pues podían detenerle en cualquier momento (Jn 10,40; 11,54).
• Juan 12,1-2: Jesús, perseguido por los judíos, va a Betania. Seis días antes da pascua, Jesús va a Betania en casa de sus amigas Marta y María y de Lázaro. Betania significa Casa de la Pobreza. El estaba siendo perseguido por la policía (Jn 11,57). Quieren matarle (Jn 11,50). Pero aún sabiendo que la policía estaba detrás de Jesús, María, Marta y Lázaro reciben a Jesús en casa y le ofrecen comida. Acoger a una persona perseguida y ofrecerle comida era peligroso. Pero el amor hace superar el miedo.

• Juan 12,3: María unge a Jesús. Durante la comida, María unge los pies de Jesús con medio litro de perfume de nardo puro (cf. Lc 7,36-50). Era un perfume caro, muy caro, de trescientos denarios. Inmediatamente, seca los pies a Jesús con sus cabellos. La casa entera se llena de perfume. En todo este episodio, María no habla. Sólo actúa. El gesto lleno de simbolismo habla de por sí. Lavando los pies, María se convierte en servidora. Jesús repetirá ese mismo gesto en la última cena (Jn 13,5).

• Juan 12,4-6: Reacción de Judas. Judas critica el gesto de María. Afirma que es un desperdicio. ¡De hecho, trescientos denarios era el salario de trescientos días! ¡Así que el salario de casi un entero año fue gastado de una sola vez! Judas piensa que el dinero habría que darlo a los pobres. El evangelista comenta que Judas no tenía ninguna preocupación por los pobres, sino que era un ladrón. Tenía la bolsa común y robaba dinero. Juicio fuerte que condena a Judas. No condena la inquietud por los pobres, sino la hipocresía que usa a los pobres para promoverse y enriquecerse. Según sus intereses egoístas, Judas piensa sólo en el dinero. Por esto no percibe lo que estaba pasando en el corazón de María. Jesús conoce el corazón y defiende a María.

• Juan 12,7-8: Jesús defiende a la mujer. Judas mira el gasto y critica a la mujer. Jesús mira el gesto y defiende a la mujer: “¡Déjala! Que lo guarde para el día de mi sepultura." Y Jesús añade después: "Porque pobres siempre tendréis entre vosotros." ¿Quién de los dos vivía más cerca de Jesús: Judas o María? Como discípulo, Judas convivía con Jesús desde hacía casi tres años, veinte cuatro horas al día. Formaba parte del grupo. María se encontraba con él sólo una o dos veces al año, en ocasión de las fiestas, cuando Jesús iba a Jerusalén y la visitaba. Pero la convivencia sin amor no nos hace conocer. Impide ver. Judas era ciego. Mucha gente convive con Jesús y hasta lo alaba con el canto, pero no le conoce de verdad, ni le revela (cf. Mt 7,21). Dos afirmaciones de Jesús merecen un comentario detallado: (a) “Pobres siempre tendréis”, y (b) “Déjale que lo guarde para el día de mi sepultura”. (a) “Pobres siempre tendréis” ¿Quiso Jesús decir que no debemos preocuparnos con los pobres, visto que va a haber siempre gente pobre? ¿La pobreza es un destino impuesto por Dios? ¿Cómo entender esta frase? En aquel tiempo, las personas conocían el Antiguo Testamento de memoria. Bastaba que Jesús citara el comienzo de una frase del AT, y las personas ya sabían lo demás. El comienzo de esta frase decía: “¡Los pobres los tendréis siempre con vosotros!” (Dt 15,11a). El resto de la frase que la gente ya conocía y que Jesús quiso recordar, era ésta: “¡Por esto, os ordeno: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra!” (Dt 15,11b). Según esta Ley, la comunidad debe acoger a los pobres y compartir con ellos sus bienes. Pero Judas, en vez de decir “abre la mano a favor del pobre” y comparte con ellos tus propios bienes, quería decir que se haga caridad con el dinero de los demás. Quería vender el perfume de María por trescientos denarios y usarlos para ayudar a los pobres. Jesús cita la Ley de Dios que enseñaba lo contrario. Quien, al igual que Judas, hace campaña con el dinero de la venta de los bienes de los demás, no incomoda. Pero aquel que, como Jesús, insiste en la obligación de acoger a los pobres y compartir con ellos sus bienes, éste incomoda y corre el peligro de ser condenado. (b) "Que lo guarde para el día de mi sepultura". La muerte en la cruz era el castigo terrible y ejemplar, adoptado por los romanos para castigar a los subversivos que se oponían al imperio. Una persona condenada a muerte de cruz no recibía sepultura y no podía ser ungida, pues quedaba colgando de la cruz hasta que los animales se comían el cadáver, o recibía sepultura rasa de indigente. Además de esto, según la Ley del Antiguo Testamento, tenía que ser considerada como, "maldita por Dios" (Dt 21, 22-23). Jesús iba a ser condenado a muerte y muerte de cruz, consecuencia de su compromiso con los pobres y de su fidelidad al Proyecto del Padre. No iba a tener un entierro. Por eso, después de muerto, no iba a poder ser ungido. Sabiendo esto, María se anticipa y lo unge antes de ser crucificado. Con este gesto, indica que aceptaba a Jesús como mesías, aunque estuviera ¡crucificado! Jesús entiende el gesto de la mujer y lo aprueba.

• Juan 12,9-11: La multitud y las autoridades. Ser amigo de Jesús puede ser peligroso. Lázaro corre peligro de muerte por causa de la vida nueva que recibió de Jesús. Los judíos decidieron matarle. Lázaro vivo era la prueba viva de que Jesús era el Mesías. Por esto, la multitud lo buscaba, ya que la gente quería experimentar de cerca la prueba viva del poder de Jesús. Una comunidad viva corre peligro de vida porque es prueba viva de la Buena Nueva de Dios.
Para la reflexión personal

• María fue maltratada por Judas. ¿Te has sentido maltratado/a alguna vez? ¿Cómo has reaccionado? • ¿Qué nos enseña el gesto de María? ¿En qué tipo de alerta nos pone la reacción de Judas?
Oración final

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mí vida, ¿quién me hará temblar? (Sal 26)

Leer más...